La continua destrucción y degradación de muchos ecosistemas en el mundo ha apresurado la crisis ambiental, trayendo consigo la reducción rápida de múltiples servicios ambientales que la naturaleza ofrece y, a su vez, ha exacerbado la capacidad de carga de dichos ecosistemas disminuyendo también su resiliencia y biodiversidad.
Autor: Melissa Negrete y Estefanía Arango_ Lideresas socioambientales de las regiones Caribe y Andina.
Edición: Angie Ojeda_ Community Manager ONG RUMM.
Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra, de la salud de los ecosistemas depende directamente la salud del planeta y de sus habitantes. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas tiene por objetivo prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas, de este modo, se puede ayudar a erradicar la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva; sin embargo, de su éxito depende de la colaboración de todos en el decenio de 2021 a 2030 (ONU, sf.).
A tal efecto, la restauración ecológica debe consolidarse como una estrategia que permita la recuperación y restablecimiento de las funciones de los ecosistemas que se encuentran en algún grado de deterioro, con el fin de evitar aumentar la presión que puedan ejercer las actividades humanas sobre las áreas de interés ecológico y social (Puentes et al., 2012). De esta forma, se llama restauración de ecosistemas al proceso que busca volver un ecosistema dañado, alterado o degradado, a su condición original, o por lo menos, a un estado cercano a como era antes de haber sufrido el daño. Restaurar, quiere decir reparar, recuperar, volver a su estado anterior lo que está dañado (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2022).
Con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre este tema y conocer las acciones que se han venido desarrollando en Colombia, se entrevistó a una profesional en el área cuya participación enriquece y aporta tanto a los líderes socioambientales AMBAR como a la comunidad en general, introduciéndonos en el campo de la restauración de ecológica del marco del “Decenio de la restauración de la ONU».
Kelly Ortega Agámez, es ingeniera ambiental y estudiante de maestría en restauración ecológica, cuenta con experiencia en compensaciones ambientales, medidas de manejo de fauna y flora, específicamente en proyectos de restauración ecológica terrestre en el sector privado. En un periodo anterior, Kelly trabajó en Parques Nacionales Naturales (PNN), en donde obtuvo experiencia en el diseño y ejecución de propuestas de Restauración Ecológica Participativa (REP). Estrategia que va un paso más adelante de sólo sembrar árboles, ya que su objetivo principal es integrar a las personas en este proceso e ilustrarlas en el ideal que está por encima de poseer para subsistir. Desde su experiencia nos comentó sobre qué significa hablar de restauración ecológica en el contexto colombiano. A continuación, se muestran los puntos más importantes de la entrevista hecha a su persona:
1. ¿Qué significa hablar de restauración ecológica en el contexto colombiano? ¿Por qué va más allá de sembrar árboles?
En cuanto al concepto de restauración ecológica, antes se pensaba que era tratar de convertir un ecosistema degradado a su punto inicial, es decir, sin ninguna intervención dañina a causa del hombre, aunque, en la práctica esto es imposible pues es muy difícil que un ecosistema vuelva a ser exactamente igual a como estaba en el pasado. Ahora bien, con base en ecosistemas de referencia se puede llevar a las condiciones más similares posibles a como estaba antes de ser degradado o impactado por actividad antrópica.
La restauración ecológica se basa en tres pilares fundamentales para los ecosistemas: Estructura, composición y función. Esta última, siendo la más importante para que el ecosistema sea autosostenible en el tiempo; dicho de otra manera, se puede reparar ecosistemas realizando acompañamiento frecuente, inicialmente por los profesionales encargados, no obstante, el fin último es que el ecosistema recupere su función y pueda sostenerse por sí mismo a lo largo del tiempo, lo cual constituye una restauración ecológica exitosa.
Ligados al concepto de restauración ecológica, tenemos los conceptos de recuperación y rehabilitación, los cuales están asociados como si fueran una línea temporal debido a que se separan por el tiempo de asistencia y por la recuperación de los tres elementos fundamentales mencionados anteriormente.
Primero, en la recuperación ecológica vemos un ecosistema que ha sido degradado y alcanza algo de estructura y composición, pero aún no es autosostenible. Con el paso del tiempo vas a recuperar más firmemente estructura y composición, y será autosostenible, que a su vez será un ecosistema rehabilitado; sin embargo, todavía no tiene condiciones similares al sistema previo, si seguimos en el tiempo para que el ecosistema se encamine a condiciones parecidas a las iniciales, ya es posible hablar de restauración ecológica.
2. ¿Qué acciones son prácticas para intervenciones de restauración ecológica? ¿Cómo participa la ciudadanía? ¿Cuáles son las afectaciones relacionadas con las intervenciones realizadas en comunidad?
De manera transversal a los procesos de recuperación, rehabilitación y restauración ecológica, se debe considerar las condiciones humanas y los actores en territorio; ya sea las administraciones locales hasta campesinos e indígenas. Deben ser partícipes a estas personas para que estén en sintonía con la restauración que estás haciendo en el entorno natural. Desde mi experiencia, un proyecto de restauración ecológica puede estar estructurado de forma excelente en la parte técnica, así, si no involucras a los stakeholders (actores involucrados), estás perdiendo tiempo y dinero, es sumamente importante involucrar a las comunidades.
En cuanto a las acciones prácticas para las intervenciones, exiten dos maneras de saber hasta dónde puedes llegar en el proceso de restauración: Si el suelo no está tan degradado o si no existe legado biológico (estructuras vegetales y organismos del ecosistema original). En esta última instancia se debe ayudar a conformar suelo, por ejemplo, el caso de los suelos de las actividades mineras. Conformar el suelo significa comenzar desde la microfauna, mesofauna, vegetación y en adelante.
Por otro lado, si se tiene un suelo impactado con la ganadería, hay un poco más en qué trabajar. Cuando no existe legado biológico, sería un eufemismo hablar de restauración ecológica; lo que se hace inicialmente es recuperación, una vez tenga el sustrato, se comienza a hablar de procesos sucesionales en vegetación y más adelante se habla de fauna.
Existe restauración ecológica terrestre, de ecosistemas acuáticos costeros y de agua dulce, siendo estos últimos los más difíciles de recuperar. Tenemos el caso del río Bogotá, por ejemplo, los sustratos dentro del agua son un poco más lentos de conformar y debes retirar primero los tensionantes del ecosistema para comenzar la restauración ecológica, es decir todo aquello que impide la sucesión natural, esto implica un tema abiótico (manera de descontaminar el río), también requiere una ruta de acción para que este río obtenga su caudal ecológico y la subsistencia de la fauna hidrobiológica. En el caso del río Bogotá, éste nunca llegará a como era antes porque la dinámica de los actores sobre el río no va a cambiar de la noche a la mañana; en este caso, lo que buscas es un ecosistema de referencia alternativo, posees una línea base concreta y tu guía será el ecosistema de referencia que es hasta dónde debes llegar, lo que más se parece a su estado anterior es el ecosistema pre-disturbio.
En la práctica, vas a campo y realizas mediciones de parámetros como suelo y especies vegetales para medir la estructura, composición y función, de esta manera posees métricas para lograr que el ecosistema se parezca al de referencia. El concepto de restauración ecológica ha cambiado muchísimo, ya que con los ecosistemas de referencia alternativo ya no buscas que el ecosistema sea exactamente como era antes, sino que el objetivo es que el ecosistema tenga más calidad en términos ecológicos y que pueda cumplir sus funciones dentro del sistema.
Piensas, «tengo estos impactos en el ecosistema y los actores que no voy a poder mover«; al mismo tiempo miras las herramientas con las que puedas trabajar y que también sea sostenible en el tiempo. En ecosistemas marinos implica mucho trabajo, ya que es sobre el océano y sobre las playas, dunas, etc. Cabe destacar que en este tipo de proyecto se involucra mucho a las comunidades. Imagínense viveros de mangle, estos viveros son sobre el agua, no es sembrar un árbol en un ecosistema de vivero. El proceso es muy lindo y en Colombia se ha implementado muchísimo en zonas como el Parque Nacional Natural Sanquianga (Nariño), Parque Natural Regional La Sierpe (Valle del Cauca), San Onofre (Sucre), Barú (Bolívar), entre otras (Corporación autónoma regional del Valle del Cauca, 2021; Ortíz, sf; Parques Nacionales Naturales, 2015).
Te preguntas «¿Cómo es posible generar estos viveros para que los ecosistemas acuáticos sean recuperados?» En los ecosistemas marinos es un poco más difícil su restablecimiento. El océano es un sistema interconectado y tú realizas acciones a nivel local pero siempre estas con la expectativa de cómo puede impactar lo que estás haciendo en otro lugar.
3. ¿Cuáles han sido los mayores retos de implementar proyectos de restauración ecológica? En mi caso, he tenido el recurso económico, recurso humano y el aval de la autoridad ambiental para los proyectos de restauración ecológica que he realizado. El reto más grande que he identificado es que las comunidades y los actores se involucren en el proceso de restauración ecológica, que lo interioricen y se apropien disponiéndose a seguir con él, aún después de la intervención del proyecto de restauración.
Al final, son las comunidades quienes quedan viviendo en el territorio y en la medida que ellos se apropien y sepan cuál es el objetivo de lo que se está haciendo, hay un éxito garantizado, al menos para esa generación. Puede ocurrir una situación en que la comunidad esté en desacuerdo y quieran seguir con otras actividades. Un caso de esto es la ganadería donde los actores no están tan interesados en propiciar actividades de restauración; además, si tienen conflictos de su actividad económica o exista una empresa privada que realice actividades con la que ellos no estén de acuerdo, el asunto sería más político y social, que el ejercicio como tal de restauración ecológica.
Otra cosa que he notado en mi experiencia trabajando en zonas rojas (territorios núcleo del conflicto armado en el país), es que el conflicto armado y el riesgo público impacta gravemente en las acciones que se puedan ejecutar en un área. Puede estar la comunidad muy de acuerdo y trabajando de la mano contigo; sin embargo, el riesgo público puede perfectamente acabar con todo el proceso. Muchas veces las condiciones sociales no permiten regresar al territorio porque prima la vida y las comunidades ponen primero su seguridad.
Muchas áreas degradadas en Colombia, mencionadas por el Doctor Andrés Etter en la Lista Roja de los Ecosistemas en Colombia (documento donde se encuentran categorizados los principales ecosistemas amenazados en el país), al ser contrastadas con el Plan Nacional de Restauración, se puede ver que las áreas que necesitan ser son áreas muy retiradas, con poca presencia del Estado y no se puede ejecutar labores allí por el riesgo público. Este es el reto más grande.
Por ejemplo, Chiribiquete, piedemonte amazónico y Parques Nacionales Naturales con presencia de grupos armados, son áreas muy difíciles de llegar sencillamente porque hay riesgo público. Es un reto a nivel nacional que tiene el Gobierno, por consiguiente, si el Estado está de la mano con el decenio de restauración, debe facilitar que las acciones de restauración sí se puedan lograr, pero sobre todo plasmar el ¿Cómo las comunidades pueden sentirse apoyadas para emprender este tipo de acciones? Porque de cierta manera debe traerles un beneficio a ellos.
4. ¿Existen metas de restauración ecológica en el país? ¿Quién la impone o direcciona? ¿Cuáles son los retos y oportunidades identificados en Colombia para lograr metas de restauración?
180 millones de árboles es la meta de Colombia para el 2022; sin embargo, restaurar es más que sembrar. El Gobierno Nacional debe pensar cómo afrontar los retos para ayudar a que los proyectos de restauración tengan éxito y debe discutir, cómo las comunidades se puedan sentir apoyadas para ejecutar este tipo de acciones de forma prolongada en el tiempo.
Sembrar un árbol no es restaurar. Son la composición, estructura y función que permiten que la energía del sistema natural fluya a través de ella. Si bien se ha promovido la siembra de 180 millones de árboles, se debe pensar «¿Qué se está sembrando y dónde se está sembrando? ¿Se está sembrando especies con algún tipo de amenaza? ¿El arreglo floral cumple su función en el territorio?» No es solo plantar hileras de árboles, hay una estructura y forma de hacerlo. Debemos pensar cómo hacer sostenible la actividad, se debe tener en cuenta el libro rojo de ecosistemas de Colombia y priorizar áreas para restaurar.
Las metas están plasmadas en el Plan Nacional de Restauración Ecológica. Este es un documento muy bien estructurado que posee desde técnicas para implementar, hasta qué tensionantes del ecosistema debes atacar y hacia dónde debes llegar. También, el Plan establece cuáles son los actores más involucrados, quienes corresponden al sector público, privado y la academia. Es la carta magna o guía fundamental para comenzar todos los proyectos pues posee el mapa, las técnicas y las metas.
Colombia tiene todas las herramientas para la restauración ecológica, lo que le hace falta al país es implementar lo plasmado en el Plan Nacional de Restauración. Son las administraciones locales y el gobierno nacional los que deben impulsar iniciativas para lograr estas metas, de la mano con la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales.
5. Teniendo en cuenta a Naciones Unidas ¿Qué implicaciones tiene hablar de un decenio de estrategias de restauración ecológica?
Es un signo de alarma que presentan las Naciones Unidas, en caso de que no ejecutemos la reparación de los ecosistemas degradados, no habrá vuelta atrás, estamos en el momento idóneo, la seguridad alimentaria está amarrada a esto. Debemos trabajar constantemente porque estamos en el punto de inflexión. Está en nuestras manos poder hacer un cambio positivo o negativo sobre el futuro de los ecosistemas en el mundo, si se retira un eslabón de un ecosistema puede afectar todo. Más allá del decenio «¿Qué vamos a lograr en el futuro si realmente nos enfocamos en la restauración?» El país se ha unido para lograr y mantener esta iniciativa, los frutos y resultados se verán años después.
Hay mucho por trabajar, tal vez no podamos reconstruir totalmente ecosistemas degradados, más sí, ayudarlos a seguir una trayectoria que los lleve a ser el tipo de ecosistema que solían ser e incluso que sean diferentes, con sus funciones ecosistémicas recuperadas.
Es motivador que el país posea grandes metas en cuanto a restauración ecológica, no obstante, debemos tener en cuenta que recuperar es mucho más que sembrar árboles y que se debe trabajar en recuperar la estructura, composición y función de los ecosistemas. Ya existen planes y hay priorización de las áreas de mayor importancia, aun así, debemos trabajar en los limitantes y retardantes del proceso como lo es el riesgo público a nivel nacional en las áreas más degradadas, que se traduce en la falta de garantías que les permitan tanto a funcionarios e investigadores, como a los actores de la comunidad involucrados, la seguridad de llegar al lugar planteado y que se puedan llevar a cabo las actividades, sin correr peligro y exponerse a los conflictos locales.
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